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CONCLUSIÓN

Durante lo corrido en el segundo semestre del año, en materia de seguridad e inseguridad en Bogotá se pudo apreciar graves problemas de convivencia ciudadana, irregularidades en el manejo de la administración y planeación de brigadas de control de la policía metropolitana, hechos inhóspitos como el paro Agrario que desencadeno varios inconvenientes tanto para los manifestantes y entes de control, los continuos problemas de hurtos y paulatinamente la intolerancia que ha afectado la integridad física y vital de las personas, pero peor aún la de los menores de edad. Durante las primeras semanas los medios de comunicación evidenciaron la inseguridad infringida por aquellos que abusaron del consumo de licores afectando la seguridad vial, además de los recurrentes problemas de robo y atraco a los ciudadanos. De igual forma los entes de control efectuaron varias jornadas de prevención en los establecimientos nocturnos tales como los bares, los cuales tuvieron éxito logrando que la ciudadanía procediera de la forma esperada. Continuamente, alrededor de la segunda y tercera semana del segundo semestre fue protagonista de los noticieros el paro Agrario surgido por desacuerdos de la población nacional con las decisiones políticas del presidente de la república que afectaron no solo a la población agricultora sino que fue motivo de indignación por toda la población nacional; este hecho desencadeno disturbios que entes como el ESMAD trato de controlar abusando de su fuerza de poder agrediendo a las personas y causándoles daños físicos en algunos casos críticos. Además los noticieros fueron foco de críticas ya que manipularon la información en cuanto a la cantidad de civiles agredidos vs. a los policías encargados de controlar la situación. Los menores de edad estuvieron igualmente implicados y fueron así mismo utilizados por los intereses de los protagonistas de los disturbios. Pasado ya el paro Agrario, los medios de comunicación locales volvieron a centrarse en los problemas cotidianos propiamente de la ciudad, exponiendo ahora nuevas propuestas para desarrollar la seguridad en ciertos espacios públicos, tales como las estaciones de Transmilenio, centros comerciales, mallas viales, entre otros, haciendo especial referencia a la seguridad hacia las mujeres. La degradación de la sociedad en las semanas siguientes fue aún más crítica ya que se presentaron varios hechos de intolerancia tales como asesinatos, agresión a los menores de edad y entre los mismos, y sobre todo enfrentamientos entre las hinchadas bravas que perpetuaron graves consecuencias al bienestar de los ciudadanos. Incluso la intolerancia se reflejó en la relación entre policías y civiles ya que se presentaron hechos en que los policías aparte de abusar de su estatus de poder, llegaron a ser partícipes de corrupciones al no actuar de la forma correcta al presenciar y perpetuar actos violentos. Junto a esto, se hizo visible la mala estructuración del fondo de vigilancia que ha contribuido al déficit en seguridad que aqueja a la ciudad, en la medida en que la entrada y salida de diferentes comandantes de policía ha producido una mala organización administrativa que refleja el mal manejo de los recursos y necesidades que tienen los organismos de control para salvaguardar la seguridad distrital.