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Y Entonces la Seguridad en Bogotá...

En el transcurso del semestre, la seguridad en la ciudad de Bogotá mostró un comportamiento aparentemente irregular, teniendo como base no sólo las problemáticas diarias en la comunidad y el sistema capitalino, sino también, mostrando un efecto de las circunstancias de orden nacional que aquejan a todo el país y repercuten en la ciudad.


Resaltar cada uno de los casos de delincuencia callejera y el aumento en el número de casos de homicidios y asesinatos en la capital sería exhaustivo y poco productivo; sin embargo, una aclaración importante reside en enunciar el dramático aumento en menor infractores y capturados como responsables por el incremento diario de los casos de hurto y agresión, además de los debates actuales a propósito de las discusiones sobre el TransMilenio y la influencia mediática en el desarrollo de la seguridad en Bogotá. De cualquier modo, el debate que aquí se planteo a lo largo de este tiempo, se enfocó en discutir cómo funciona la seguridad de raíz en la ciudad, no sólo desde la intervención y gestión administrativa; sino desde el papel del ciudadano como agente y reproductor activo del mismo.

Es justamente esta la duda que aquí nos interesa plantear, cómo se procesa la seguridad en la ciudad desde los individuos que conformamos el conjunto de capitalinos; es decir, cómo somos justamente los ciudadanos de Bogotá, los encargados de dar orden a la seguridad en la ciudad. Así, aunque los reportes con respecto al avance de esta problemática en Bogotá se enfocan en exponerla como un agente externo del cual sólo debe interesarse la administración distrital de la ciudad, si se profundiza en cada una de las situaciones retomadas por la prensa y los medios, somos nosotros mismos los responsables de un sistema que no funciona como querríamos que lo hiciera; no obstante, cómo pretender que la planeación y gestión de la seguridad por parte de las secretarías y la policía sea óptima si estas están conformadas por capitalinos que reproducen una forma de vivir la seguridad en la ciudad, que no se enfoca en el cubrimiento igualitario; en la solidarización con el otro; en la respuesta inmediata; sino en convertir a este privilegio de todos en una prioridad para algunos que, en resumidas cuentas, resulta ser una minoría en la ciudad, que no sólo le conviene a esta última, sino también al país.