La visita del papa Francisco a Colombia y más exactamente a Bogotá, tuvo una operación y manejo de gastos con los que corrió la ciudad, aproximadamente fue de 25.000 a 30.000 millones de pesos que cubrirán la estadía, la seguridad y la movilización.
Simultáneamente a estos eventos se presentan casos como los carteles de alimentación en la que empresas que tienen a su cargo suministrar los refrigerios a los colegios distritales, además de cobrar más por frutas y hortalizas, redujeron la cantidad de alimentos que iban a ser entregados y estos muchas veces en mal estado, por otro lado el cupo de endeudamiento, de Bogotá que estaba pasando su primer debate en el consejo de la ciudad, con doce votos a favor y tres en contra, dicha propuesta fue solicitada por el alcalde Enrique Peñalosa en el pasado mes de Agosto; donde estaría pidiendo $6,9 billones con los que pondría en marcha algunos de los proyectos del plan de desarrollo, tales como colegios, infraestructura, calles, centros deportivos y recreativos.
Como grupo pensamos que el costo de la visita del papa fue elevado, pensamos que en estos momentos la situación económica de la ciudad se viene agravando y esto se refleja en problemáticas que se van desencadenando a medida que la coyuntura se profundiza. Circunstancias como el desfalco en el proyecto de la recolección de basuras del relleno de Doña Juana y la baja en el índice de empleo como consecuencia de la desaceleración de la economía, la reforma tributaria, el contrabando de múltiples artículos de primera necesidad, hacen que las empresas bajen su producción generando el despido masivo de personal, son puestas en lista de espera por esta efímera inversión, donde no se verá un resultado a largo plazo. Es menester mencionar que la venida del Santo Papa funcionó como cortina de humo para ocultar graves hechos como las pesquisas a solucionar respecto a la los rellenos sanitarios de Bogotá y el elefante blanco que se dio a conocer esta semana de septiembre, dos casos graves al manejo de los dineros de la capital que profundizaremos a guisa de crítica en la próxima entrada.
Respecto al cupo de endeudamiento, creemos que si el concejo de Bogotá ya ha manejado este tipo de propuestas antes y las ha negado, es porque no son del todo viables para la ciudad, debido a que aumentaría la deuda interna y probablemente no se llevarían a cabo todos los planes de desarrollo que se hayan proyectados; estos sucesos afectan de forma contundente la economía tanto de la ciudad en general como de cada ciudadano.